El 25 de julio de 1745, el príncipe Carlos Eduardo Estuardo desembarcaba en las costas de Escocia para reclamar el trono que su abuelo, Jacobo II, había perdido en 1688. Algunos días después se izaba el estandarte de la rebelión jacobita en Glenfinnan y Escocia se convertía en el centro del movimiento militar de la revolución. Outlander viaja a este tiempo entremezclando personajes con tintes reales y ficticios en su elenco de protagonistas. Figuras como Luis XV de Francia, el príncipe Carlos Eduardo Estuardo o lord George Murray tienen sus homólogos en la serie con mayor o menor veracidad histórica. En el caso del jefe del clan Mackenzie, Diana Gabaldon da vida a Colum Mackenzie a partir de la figura histórica de Kennethe Mackenzie, lord Fortrose, que no apoyó a los jacobitas, sino al Gobierno británico, y provocó una escisión en el clan por parte de su primo George Mackenzie, de ideología jacobita.
El protagonista de Outlander, Jamie Fraser, aparece emparentado con Simon Fraser, también conocido como “el Viejo Zorro”, a quien interpreta el actor Clive Russell. Esta figura histórica fue el undécimo jefe del clan Fraser de Lovat, conocido por sus cambios de lealtad aunque terminara muriendo como un patriota escocés, el último hombre ejecutado en Inglaterra por decapitación. En el caso de Jamie Fraser, según la autora, la casualidad hizo que, después de su creación, pudiera tomar la historia de un personaje que realmente vivió en aquel tiempo: James Fraser, noveno Laird (lord) de Foyers.
Foyers y la leyenda del Gorropardo
La región de Foyers se encuentra en la zona montañosa del norte de Escocia, cerca del conocido lago Ness, que, en principio, tomó como nombre Ann Eas, o las cascadas, en referencia a las cascadas de Foyers. La belleza de este paraje provocó que Robert Burns escribiera en 1787 un poema, Written with a Pencil, standing by the Fall of Fyers, near Loch Ness, cuyas estrofas han sido grabadas en piedra a lo largo del sendero que conduce a estos saltos de agua.
El pueblo de Foyers se encuentra cerca de la carretera militar construida por el general George Wade al noroeste de Fort Augustus. La zona fue habitada desde los inicios de la historia, como demuestra la presencia de una fortaleza de la Edad de Hierro, Dun Dearduil. Con el tiempo, las tribus pictas se establecieron en el territorio y fundaron su propio reino. Después de las invasiones nórdicas, el gaélico se convirtió en el idioma preeminente. El sincretismo actuó en las distintas poblaciones mientras el sistema escocés feudal y los clanes tomaban la forma que conservarían hasta la Rebelión jacobita de 1745. El clan Fraser, de origen normando, se estableció en Lovat en el siglo XIV y en Foyers en el XV. Las peleas entre los distintos clanes fueron forjando el carácter de las Tierras Altas escocesas mientras los Fraser se asentaban como Lairds de Foyers. Uno de estos señores, James Fraser, el noveno Laird de Foyers, es el personaje cuya historia se utilizó para escribir la de Jamie.
La amistad que labró con Simon, el decimotercer lord Lovat, llevó a Foyers a unirse a él en apoyo del príncipe Carlos Eduardo Estuardo y de la rebelión organizada en torno a su figura. Tras la desastrosa batalla de Culloden, el 16 de abril de 1746, el príncipe se escondería durante un período breve en la granja de Gorthleck, situada en la finca de Foyers. Nuestro personaje también huiría, y los destinos de ambos individuos, aunque diferentes, dejarían su huella en la historia escocesa.
En Tales of the old days on Aldurie Estate, Neil Fraser recoge una serie de historias con James Gow, nacido en 1803 y fallecido en 1903, como fuente. El abuelo de este personaje, John Fraser (más conocido como Iain MacUilleim) vivió una experiencia similar a la de nuestro protagonista, pues se escondió junto con otros muchachos durante trece semanas en Gorrie’s Cave hasta que el rey, y, en cumplimiento de sus órdenes, su hijo el duque de Cumberland, prohibieron el saqueo contra la población.
En el caso de James Fraser, tras la batalla de Culloden no le fue aplicada la Act of Parliament (acta de ley) que perdonaba las acciones cometidas durante la rebelión. Por ello, se vio obligado a mantenerse lejos de los casacas rojas y se ocultó durante siete años. Uno de sus escondites más frecuentes fue una cueva situada una milla al oeste de las cascadas de Foyers. Según las fuentes de Neil Fraser, la cueva estaba bien escondida, pero podía encontrársela siguiendo las siguientes indicaciones:
Cross the upper falls and follow the road up across the arable flat to the fir wood. There take the left-hand branch road through the wood about 100 yards to the Dell and Foyers march wall. Follow the wall westward until the wall ends and a wire fence begins, then strike off half right from the wire fence up the rough face, and when within 200-300 yards distant, and still in sight of the end of the wall, one sees a huge square stone, about 20 feet high.
En este lugar se produjeron dos hechos significativos que nos permiten seguir los pasos de Fraser. Según cuenta la historia, el señor de Foyers consiguió sobrevivir y permanecer oculto gracias a que sus sirvientes le aprovisionaban de agua y comida en la cueva. En una ocasión, un chico que le llevaba un barril de cerveza (tunna leann) fue sorprendido en el lugar donde la carretera se encuentra cerca de las cascadas por una partida de hombres de Cumberland. Estos insistieron en que les confesase donde se escondía su señor. Al negarse, el muchacho perdió una mano bajo la espada de uno de los soldados. El barril que llevaba sobre sus hombros se desprendió y cayó al agua, razón por la cual se conoce el lugar con el nombre de The Cask’s Leap (Salto del Tonel).
Otro suceso relata que el Laird de Foyers, avizorando a través de su cueva, detectó a un soldado que seguía desde las sombras a una niña que le traía comida. Consciente de que era cuestión de vida o muerte, disparó al soldado, que fue enterrado donde cayó muerto. Pese a sus aventuras, James Fraser logró sobrevivir hasta 1760 y se lo conoció, a escala local, como Bonaid Odhair o Dun Bonnet («Gorropardo«), nombre que permitía a los vecinos referirse a él sin correr el peligro de delatarlo. Esta historia sirvió a Diana Gabaldon, quien aseguraba que desconocía que el nombre del fugitivo fuera James Fraser. El gorro pardo sería el pretexto de la autora para identificar a Jamie con el personaje histórico, pues el gorro le habría servido para ocultar su pelo rojo. Sin embargo, la cueva Dun Bonnet recreada por la autora, que aparecerá en la tercera temporada de Outlander, estaba situada en Lallybroch, a diferencia de la verdadera cueva de Foyers.
Un príncipe hacia Skye
La cueva Dun Bonnet fue conocida también como Prince Charlie’s Cave, aunque el príncipe nunca estuvo allí. El joven pretendiente huyó durante meses hasta llegar a la isla de Benbecula. Cuando la isla fue tomada por la monarquía de los Hannover, su destino se oscureció más que nunca. Para su suerte, Flora MacDonald, una joven cuya madre viuda había contraído matrimonio por la fuerza con Hugh MacDonald, principal responsable del bando enemigo, decidió ayudarle, mostrando así su simpatía por la monarquía Estuardo. Por medio de un bote con varios criados y marineros, le ayudó a huir a la isla de Skye. Ambos se separaron en Portree (Skye), desde donde el príncipe embarcaría hacia Francia. Su último encuentro se produjo en Macnabs Bar, una taberna que se encuentra hoy día en el Royal Hotel de Portree. Sin embargo, lo más curioso de este legendario viaje fueron las circunstancias en las que se produjo, pues el príncipe Carlos viajó hasta Skye con Flora disfrazada de su sirvienta.
Este hecho ha quedado grabado en la historia a través del lenguaje musical. La tonada The Skye Boat Song, en la que se narra la huida, se convirtió en una de las más conocidas de la tradición escocesa. El origen de su melodía se atribuye a una canción de remo (Cuchag nan Craobh) que Annie MacLeod escuchó cantar cuando cruzaba las aguas del lago Coruisk hacia Skye. Tras memorizar varias estrofas, escribió parte de la canción, en la que colaboró sir Harold Boulton al añadir las figuras de Flora y el príncipe. Fue publicada en 1884 en Canciones del Norte y sus acordes resuenan hoy como clásico popular escocés al tiempo que como opening de la serie Outlander. En esta, aunque la melodía se mantiene intacta, la letra de la canción pertenece a una adaptación realizada por Bear MacCreary del poema de Robert Louis Stevenson Sing me a song of a Lad that is gone. En cualquier caso, las leyendas y la historia escocesa siguen cantándole al muchacho huido que nació para ser rey.
BIBLIOGRAFÍA:
Desperta Ferro Historia Moderna n.º 29: La Rebelión jacobita.
Boswell, J. (2011): The Journal of a Tour to the Hebrides. Cambridge: Proquest LLC.
Mackenzie, A. (1896): History of the Frasers of Lovat, with genealogies of the principal families of the name: to which is added those of Dunballoch and Phopachy. Inverness: A. & W. Mackenzie.
Sinton, T.; Fraser, N. y Gow, J. (1925): Extracts from tales of old days on the Aldourie Estate, Dores parish. S. l., s. f.
Vila Carneiro, Z. (2012): “La repercusión en la poesía española de la visita a España del Príncipe de Gales Carlos Estuardo, en 1623”, en Boadas, S; Chávez, F. E. y García Vivens, D. (eds.) (2012): La tinta en la clepsidra: fuentes, historia y tradición en la literatura hispánica. Barcelona: PPU, págs. 89-96.
Un artículo muy interesante.
Soy un enamorado de la cultura escocesa e irlandesa y he leído hasta el 3 libro de Diana Gabaldon y la verdad que me ha gustado mucho.
Muchas gracias por los buenos momentos que paso con vuestra revista.
Un articulo genial además junto a mi chica estamos enganchados a la serie. Ideal para ambos, historia y romanticismo jajaja. Hacéis un trabajo espectacular.